domingo, 21 de febrero de 2016

Pregunta 12

            La población española paso a lo largo del siglo XIX de 10.5 millones a 18.5 millones lo que supone un aumento de algo más del 75% en parte gracias a la desaparición de alguna epidemias y la mejora de la dieta. Aunque esta cifra fue inferior al resto de países europeos debido a la alta mortalidad a pesar de que tenían también una elevada natalidad. En España la esperanza de vida era bastante inferior al resto  unos 35 años frente a 45 años que tenían países como Francia,  Gran Bretaña o Suecia. Esta alta mortalidad se mantenía puesto que todavía quedaban las principales epidemias que cobraron numerosas muertes como el cólera,  la tuberculosis o la fiebre amarilla. Añadir que en el caso de haber una mala cosecha los campesinos sufrirían escasez de alimentos que les llevaría el hambre y la malnutrición, por lo que estos vivían condicionados de los resultados de sus cosechas. A lo largo de este siglo siguió la tendencia de aumentar el peso demográfico en la periferia.
                A causa de la modesta transformación industrial y el atraso agrario la población estuvo obligada a quedarse en el campo y a producir alimentos para el autoconsumo, es decir, el proceso de urbanización que sufrió España fue muy limitado. 1860 fue el punto de inflexión en el que empezó a haber un lento crecimiento de la población urbana. En España a diferencia de otros países en los movimientos migratorios se debieron más a factores de rechazo originados en el ámbito rural en vez de responder a la demanda de trabajadores en las ciudades.  El aumento de población en la ciudad correspondió con un aumento de tamaño por lo que se destruyeron las murallas, se programaron las ampliaciones con los ensanches, y se construyeron edificios más altos y viviendas distribuidas según la categoría. A pesar de este comienzo de aumento de población urbana a principios del Siglo XX todavía estarían el 70% en focos de menos de 20000 habitantes.

                A su vez el gran número de personas en el mercado laboral, la baja cualificación y la escasez de transformaciones en la agricultura desencadenaron en mucha gente la decisión de emigrar a América, en su mayoría.  Los focos de emigración fueron Galicia, Asturias y Cantabria debido a la escasez de tierras y puestos de trabajo. Hasta 1860 fueron 200.000 quienes emigraron fuera hacia Latinoamérica. Cabe destacar que entre 1853 y 1882 llegaron a América 325.000 gallegos es decir, un 60% de los emigrantes españoles. A principio del siglo XX hubo un breve retroceso debido a la primera Guerra Mundial.

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