En 1914 se produjo el estallido de la I Guerra Mundial.
Eduardo Dato en ese momento al frente del Gobierno declara la neutralidad española.
Esto supuso una gran oportunidad para la economía del país que permitió explotar
muchos productos industriales y agrarios de los que los combatientes tenían una
gran necesidad de ellos por lo que estaban dispuestos a pagar altos precios. Los
industriales catalanes y vascos hicieron grandes negocios. Los precios
interiores experimentaron alzas desorbitadas que no se correspondían con las
escasas subidas de salario. Se encarecieron los productos básicos lo que llevo
incluso a un empeoramiento de las condiciones de vida. En 1917 se produce una
crisis en Europa, la revolución bolchevique.
El sistema de ascensos por méritos de guerra favoreció a
los militares destinados en Marruecos, y provocó la reacción de los oficiales
destinados en la península que se empiezan a organizar en Juntas de defensa,
que erran asociaciones de militares para defender sus reivindicaciones.
Reclamaban un aumento salarial, y reivindicaban la antigüedad como único criterio. En 1917 se realiza un manifiesto que
culpaba al Gobierno de los males del ejército y del país, y llamaba a la renovación
política con un lenguaje regeneracionista. El Gobierno no cedió a las demandas
de las juntas cuya actividad había sido tolerada hasta entonces. El manifiesto hizo crecer las esperanzas de que el ejército
podría sumarse a un movimiento que exigiese la renovación de la política nacional
pero se demostró que poco tenían que ver con las reivindicaciones de otros
sectores sociales.
El gobierno de Dato había sido sustituido por el conde Romanones
que continuo con la corrupción política hasta que decidió cerrar las Cortes. En
abril de 1917 Dato volvió a asumir la jefatura del Estado y, más tarde,
diputados de la oposición reclamaron energéticamente la reapertura de las
Cortes. Dato se negó y declaro el Estado de excepción y aumento la censura de
prensa. Se organizo una Asamblea de Parlamentarios catalanes que exigió la formación
de un gobierno provisional que convocase Cortes constituyentes. El Gobierno prohibió
la convocatorio pero se realizo y tuvo que ser disuelta por la Guardia Civil.
Este movimiento parlamentario no tuvo continuidad.
En marzo de 1917 las centrales sindicales CNT y UGT acordaron
firmar un manifiesto conjunto en el que instaba al gobierno a intervenir para
contener los precios bajo la amenaza de convocar una huelga general. A raíz de
un conflicto ferroviario UGT y PSOE decidieron llamar a la huelga general,
reclamando el fin de la monarquía. La incidencia fue muy desigual según los
sectores, por ejemplo, en el campesino no contaba con apoyos. La reacción fue
de represión, se declaro la Ley Marcial y se envió al ejército a aplacar el
movimiento. Hubo más de setenta muertos y este fracaso, teniendo unas grandes
consecuencias (debilitación del régimen y radicalización de la oposición).